miércoles, 31 de agosto de 2011

PRIMERA NAVEGACIÓN SERIA: ROQUETAS DE MAR-CALETA DE VELEZ-MARINA SMIR


Por fin, el 12 de agosto a las 9 de la mañana dejamos atrás Roquetas de Mar, el puerto, su varadero y su bien disfrutado Club Náutico, rumbo a Caleta de Velez. Jose Luis, Jesús y Rafa nos ayudan a largar amarras y nos despiden desde el pantalán del club, con aire paternalista, sin dejar de aconsejarnos prudencia, tranquilidad y buena letra.

Maniobramos para desatracar y al salir del puerto, la primera en la frente: maretón de fondo. Entre que izo la mayor y suelto las defensas, ya me he cargado con el primer mareo de la temporada. Nos alejamos varias millas para evitar las olas cercanas a la costa, pero cuando se agarra un buen mareo, es difícil soltarlo, así que, echo el desayuno por la borda y pillo la horizontal hasta la hora de comer. 




La jornada es tranquila, las olas nos van abandonando y el viento no acompaña, así que ayudamos a la mayor con un poco de motor, para intentar llegar a Caleta de día. Ni por esas. La tarde se consume y se pone el sol a pocas millas de nuestro destino. Al menos nos acompaña la luna llena, con lo que la luz no nos deja del todo y tenemos el gusto de navegar de noche bajo su atenta mirada. Además, en el puerto nos esperan Sebas y Emi, con los que pensamos cruzar el estrecho este mismo fin de semana, rumbo a Marruecos.



El sábado nos lo tomamos de descanso.

El domingo, 14 de agosto, sobre las 8 de la mañana, dejamos el puerto de Caleta de Velez. Quizá es algo prematuro cruzar el estrecho con nuestra escasa experiencia, pero aprovechando que nuestros amigos Sebas y Emi tenían planificado ir para allí, nos hemos animado a hacerlo con ellos. Además, la previsión es de calma, quizá incluso demasiado, por eso hemos calculado 24 horas de navegación hasta nuestro primer destino: Marina Smir. Es un puerto construido en 1990, a bombo y platillo, por cierto, ya que supuso el primer puerto deportivo de esta costa marroquí. En su día un lujazo, hoy, algo decadente y bastante vacío, no ha prosperado como se esperaba. Claro que después de los puertos que visitaríamos posteriormente, aún me atrevo a decir que ha resultado un auténtico lujo...


El día de navegación resulta extremadamente tranquilo, 2-3 nudos a vela, vamos que sí, que andando se habría hecho antes, pero no es lo mismo, oye... 


Navegamos a la par con el Ibero de Sebas y Emi y nos fotografiamos mutuamente, por momentos incluso hablamos de barco a barco. 


Nos las prometíamos muy felices, pero a medida que cae la noche y nos acercamos al estrecho, empieza a arreciar el viento y a agitarse la mar. La navegación se empieza a hacer incómoda y la inexperiencia pasa factura en forma de intranquilidad, al menos en mi persona. El capitán no pierde la calma tan fácilmente. Para más inri, perdemos al Íbero de nuestra vista. La mar cada vez está más movida, por momentos pensamos en retroceder hasta el puerto más cercano, pero a estas alturas no merece la pena. Con valor y mucho sueño, le tomo algún relevo a Koldo al timón para que descanse, aunque con el movimiento, me he vuelto a marear. Empiezo a tener los típicos pensamientos de: "quien coño me habrá mandado a mi...", "con lo bien que se vive en Vitoria y lo que yo quiero a mi familia..." y entre estas tiernas deliberaciones, y apoyada la cabeza en el borde de la bañera, me pego alguna cabezada que otra, de las literales y de las de dormir...

Y así, medio adormilados los dos en la bañera y con las luces de Smir por proa, empieza a surgir la luz por levante. Amanece (que no es poco) y enfilamos al puerto y unas horas más tarde, sobre las 9 de la mañana entramos por la bocana. Y para no terminar la jornada sin un punto más de emoción, varamos en la entrada del puerto (he de eximir al capitán de dicha responsabilidad ya que fue debido a una información erronea que nos trasmitieron). Afortunadamente el fondo es de arena, y además, íbamos muy despacio, así que, al tercer intento, metemos marcha atrás, y salimos sin mayor problema. 

Ya en suelo marroquí, toca hacer las "formalités": policia, aduanas, capitanía... y después, lo más importante: pegarse una ducha y descansar.





miércoles, 10 de agosto de 2011

...Y AQUEL BARQUITO NAVEGÓ

Y por fin llegó el día en que el motor estuvo arreglado. Tras una dura jornada más del mecánico, y aunque los planes de ir a Ibiza con Iker y Lierni ya habían pasado a mejor vida, salimos a navegar por primera vez el día 21 de julio, con la inesperada sorpresa de un mar de fondo bastante importante que hizo de todo menos cómoda nuestra primera incursión por la bahía de Almería. Craso error, no haber mirado lo que se cocía más allá de las aguas del puerto...

Cada pantocazo (golpes del barco contra el agua, a merced de las olas) me golpeaba mi todavía escaso espíritu marinero, hasta dejarme a la altura del Bob Esponja, con un acojone propio de una lubina ante el certero fusil de cualquier miembro de la familia Rapiñez...

Más tarde haríamos buenas risas recordando esta corta pero intensa experiencia, delante de una cerveza y unos boquerones...Dos días después volvimos a salir, esta vez más preparados, con nuestros chalecos salvavidas bien calados. En esta ocasión sacamos velas a todo trapo, mayor y génova, con cierto viento pero cómodo para navegar. Avistamos un pequeño chinchorro a la deriva y fuimos tras él, consiguiéndolo izar al barco tras varias maniobras. Esta jornada no quedó exenta de susto, ya que una servidora estuvo bien a puntito de recibir un botavarazo en la pelota (botavara: el palo horizontal que sujeta la vela mayor en su parte inferior). Casi pierdo la cabeza y por ello gané un casco, que Koldo tuvo a bien en comprarme en cuanto le fue posible...

Aún salimos un día más en compañía de Iker y Lierni, previa lectura de cartilla del capitán, que como buen responsable, teme por la integridad física de sus tripulantes.



Practicamente todos los días culminan con una barbacoa, de la que Koldo se está haciendo un experto con sus especialidades en todo-lo-que-pilla al papillote: verduras a cascoporro, pescado recién traido de la mar, y algún que otro secretillo que no voy a desvelar hasta que no descartemos la posibilidad de montar un restaurante especializado en la Nouvelle Cuisine Mariniére Empapillotée... Pero vamos, que ni Giorgie Dann...

En las ocasiones más divertidas, estas barbacoas fueron en compañía de los miembros de tres estupendas familias (Carmelo y Lourdes; Manuel, Geli y Cristina; Luis, Ana y Paula) que en el Olaje y el Crismi partieron del puerto rumbo a Ibiza. A ellos les debemos las risas más escandalosas que en tiempo se han escuchado en dicho puerto...

martes, 9 de agosto de 2011

¡BARCO AL AGUA!

Bueno... por fin, después de más de un año de puesta a punto, el barco se fue al agua el día 11 de julio. Se podría haber titulado, "Botado el 11 de Julio" y palabra, que podríamos haber grabado, cuando menos, un documental sobre todo el proceso de puesta a punto y botadura del barco. 


Han sido meses viviendo y trabajando en el barco, entre una maraña de herramientas, productos y materiales varios. Haciendo frente a contratiempos, averías, sorpresas, robos y otros entretenimientos. Y aguantando como campeones en un varadero donde las comodidades han sido más bien escasas y la limpieza, en fin...

Eso sí, hemos de agradecer momentos sublimes de entretenimiento y el habernos roto puntualmente las tediosas jornadas laborales a ciertos miembros honorables del entorno del varadero y del puerto de Roquetas de Mar como son:

- los pescadores jubilados, con sus apasionantes charlas filosóficas de temática tan variopinta como la hueva de la jibia, la política económica de Zapatero y el último Real Madrid-Barça.

- los morenos africanos, que en ocasiones se mimetizan entre los anteriores, con dudosos resultados, y cuyas conversaciones resultan, casi tan interesantes como las de los jubiletas, aunque en idiomas tan poco comprensibles como el bambara, el wolof o el suahili...

- los Rapiñez, insuperable familia de pescadores submarinos, que con sus plomos adheridos al tocinete abdominal asustan como nadie a las incautas lubinas e ingenuos cefalópodos, ensartándolos en sus fusiles, para regocijo de la señora madre, que, espera ansiosa bajo sombrilla y con la nevera portatil preparada la captura diaria...

- la familia Batracio, residentes en un enorme barco-casa autoconstruido, con sus peculiares retoños, adaptados al mar como nadie.

- nuestra insuperable Toli, aquella preciosa gatita de melena blanca que nos enterneció las dos últimas semanas de estancia en el varadero y que, finalmente desapareció, para nuestra más sincera tristeza...

- personajes varios como Jacinto, Anacleto, Juanillo y otros, que con sus conversaciones, experiencias y excentricidades nos divirtieron y entretuvieron en numerosas ocasiones.
 
Pues bien, como no podía ser de otra manera, hasta última hora nos acompañaron los contratiempos, y es que como dice nuestro amigo Luis "los barcos tienden a pegarse a los varaderos". Y tanto fue así, que al levantarnos la grúa el barco para echarlo al agua, nos pegó con la parte superior en nuestra vela de proa (el génova), desgarrándonos el puño de la vela, asi que nos quedamos una semana más en el agua pero una vez más en el varadero, confirmando la teoría de  Luis.



Fueron días de nervios y trabajo extra hasta que, finalmente, con ayuda de una pequeña lancha nos remolcaron al paraíso, materializado en el Real Club Náutico de Roquetas de Mar, con duchas en condiciones, piscina, barbacoa... Vamos lo que cualquier persona normal aprecia para una vida medianamente agradable en un lugar donde cada día el sol cae sin compasión...